
Tal vez mi corazón también esté empapado.. ha pasado tanto tiempo desde que lo sentí por última vez.
Ya no quiere escuchar promesas, ni intentos de cambio, ni palabras vacías.
Ahora quiere sentirse un poquito más tibio en estos días de invierno, pegar poquito a poco lo que ha sido destrozado, y comenzar a cicatrizar.
La lluvia ha enjuagado mis últimas lágrimas, mis ojos consideran que no es justo que estas se derramen nuevamente.
Mis labios están sellados.
Ya no pronuncian promesas de amor eterno, ya no dicen cosas cuando en realidad no lo quieren hacer.
Es una revolución.
Un sueño vale los segundos que estás dispuesto a arriesgar por él.
Y todos esos segundos, han entrenado a mi cuerpo para ser fuerte, sin duda, no han pasado en vano.
Mi sombra, que me sigue un poco más de cerca, ha recuperado su color y su antigua forma.
Al parecer, la lluvia fue benenificiosa para todos, trajo vida, a lo que tantas veces se creyó muerto. Trajo brotes -incluso- a las ramas que parecían podridas.
Sopló ilusión, cuando ví solamente realidad.
Acercó los sueños, a los segundos más despiertos de mi vida.
Y finalmente, le dio a mi corazón, una nueva razón por la cual latir.
Esperanza.