viernes, agosto 31, 2007
Posteado por Libelula a las 11:15 a. m.

Dicen que la primavera es el renacimiento del tan poco amado invierno.
Convierte sus plumas en alas y sale a volar con la suave y cálida brisa.
Es el momento que tiene para -no dejar de ser- sino convertirse.
Yo creo que las personas pasamos por algo parecido a las estaciones.
Al comienzo de nuestra vida, florecemos como la más bella de las primaveras, prometiendo esplendor, calidez y esperanza. Luego, cumplimos aquello en nuestros primeros años.
Al comienzo somos un pequeño invierno.
En otoño, somos unas ramitas frágiles, llenas de vida, pero ocultas. Luego viene la vida como tal, florecemos como la más bella de las primaveras, prometiendo esplendor, calidez y esperanza. Luego, el verano. Hacemos nuestra vida cálida, llena de sonrisas y paseos, completamente espontánea y sin atarnos mucho.. somos una brisa juguetona de verano que viaja -por lo menos mentalmente- completamente libres. Y luego, depende de nosotros ser invierno.
Podemos cuidarnos en una pequeña cueva, cual osos, y dejar que el tiempo pase. Que el "mal" tiempo pase. Pero esquivar las dificultades, no nos hace mejor. Nos hace evitarlas.
Es distinto si salimos, y le hacemos frente al frio, y la escases de frutos.
Y luego, está en nosotros repetir la primavera.
Está en nosotros salir al calor, y alegrarnos con el florecimiento de nuevos frutos, el comienzo de una nueva vida.
Y quien ha pasado por un invierno duro, sabe lo bien que se siente el sol que alumbra en primavera.
Puede cerrar los ojos, y disfrutar del canto de las aves que tanto tiempo callaron.
Y ahora, esto es eterno.
La primavera es eterna, para quien tenga las ganas de vivirla.
 
lunes, agosto 27, 2007
Posteado por Libelula a las 5:37 p. m.

Las promesas son como un buen envoltorio.
Nunca se sabe que se esconde debajo de él.
Algunas promesas son fáciles de cumplir, otras cuestan más trabajo, pero sin duda, es la ilusión de realidad lo que nos atan a ellas.
Mientras más promesas hacemos, se disminuye la confianza.
Las personas que prometen demasiado temen cumpli; las otras, simplemente lo hacen, no necesitan que palabras aten sus acciones ni su voluntad. Se atreven.
Podemos prometer tantas cosas.
Desde castillos en el cielo, hasta amores eternos.
Pero el trabajo que significa construir una de estas promesas en algo concreto es lo que hace que algunas veces se dejen de cumplir.
Pero es posible.
Yo conozco personas que han prometido toda su vida, pero cuando se dieron cuenta de la diferencia entre lo urgente y lo importante, construyeron realidades a partir de sus promesas.
Algunas de aquellas personas, conocen la distinción entre el valor y el precio. Y se dieron cuenta que el valor es mucho mayor que el precio al cumplir una promesa.
Otras, nunca han considerado lo que pueden perder por una promesa.
No se han sentado a valorarlo, ya que no creen tener tiempo para hacerlo.
Simplemente están, y cuando dejen de estar, desesperadas correrán a cumplir lo que tanto dijeron, sin embargo, será en vano.
El tiempo pasa la cuenta.
Y cuando la pasa, ya no hay a nadie a quien reclamar.
 
lunes, agosto 20, 2007
Posteado por Libelula a las 10:13 p. m.

Llueve lejos, pero aún mi sombra se siente fría y marchita.
Tal vez mi corazón también esté empapado.. ha pasado tanto tiempo desde que lo sentí por última vez.
Ya no quiere escuchar promesas, ni intentos de cambio, ni palabras vacías.
Ahora quiere sentirse un poquito más tibio en estos días de invierno, pegar poquito a poco lo que ha sido destrozado, y comenzar a cicatrizar.
La lluvia ha enjuagado mis últimas lágrimas, mis ojos consideran que no es justo que estas se derramen nuevamente.
Mis labios están sellados.
Ya no pronuncian promesas de amor eterno, ya no dicen cosas cuando en realidad no lo quieren hacer.
Es una revolución.
Un sueño vale los segundos que estás dispuesto a arriesgar por él.
Y todos esos segundos, han entrenado a mi cuerpo para ser fuerte, sin duda, no han pasado en vano.
Mi sombra, que me sigue un poco más de cerca, ha recuperado su color y su antigua forma.
Al parecer, la lluvia fue benenificiosa para todos, trajo vida, a lo que tantas veces se creyó muerto. Trajo brotes -incluso- a las ramas que parecían podridas.
Sopló ilusión, cuando ví solamente realidad.
Acercó los sueños, a los segundos más despiertos de mi vida.
Y finalmente, le dio a mi corazón, una nueva razón por la cual latir.
Esperanza.
 
domingo, agosto 12, 2007
Posteado por Libelula a las 7:57 p. m.

Algunas veces debemos conformarnos con lo que tenemos, y otras veces, sin duda alguna, debemos luchar por lo que queremos.
La diferencia entre estos dos tipos, es la promesa que nos hacemos.
Queremos algo más o simplemente nos conformamos.
Aquellos que se conforman con poco, usualmente tienen poco.
Y aquellos que se conforman con harto -no se engañe- algunas pocos están decepcionados, pero otros muchos, están conformes con lo que han logrado.
Lo que hace la diferencia entre estas personas, es el conocimiento.
No, no digo que el colegio les haya ayudado, sino es el "propio" conocimiento.
Las personas que se conforman con poco, rara vez cumplen sus promesas, (en caso que las conozcan) no creen en sus capacidades y peor aún, no están dispuestas a hacer nada porque esto cambie.
Y el resto de las personas, sabe, lo que son y conocen a lo que están dispuestos a llegar.
Saben que incluso 6000 horas antes de su nacimiento, ya estaban ganando.
Le ganaron a otros millones de competidores, y fueron los que se llevaron el mayor premio; nacer.
Hay personas, que nunca olvidan eso.
Nacieron ganadoras.
Otras, con el tiempo lo olvidan.
Y convierten sus vidas en una rutina que mataría hasta los sueños de un niño.
Olvidan mantener sus castillos en las nubes, y estos acaban por caer ante sus pies, lo que causa que se tropiecen.
Pero todos, todos, alguna vez nos tropezamos.
Lo que hace la diferencia, entre los grandes y pequeños, es que la cantidad de veces que se han sido capaces de levantarse y seguir.
Por eso, nunca hay que olvidar que ganamos desde antes de nacer.
El potencial para hacer grandes cosas existe, cada uno lo posee, al final, lo que nosotros definimos es sí lo queremos utilizar o no.
Eso es lo que nos hace distintos los otros de los unos.
 
domingo, agosto 05, 2007
Posteado por Libelula a las 11:33 p. m.

Algunas personas dicen que los sueños son imposibles que siempre hay que tener.
Yo creo, que imposible es la palabra que usan los cobardes.
Los sueños son pequeñas llamitas que iluminan el camino cuando está oscuro, que son el calor en las noches de frío, que son la esperanza de un nuevo día.
Los sueños, se deben guardar, cuidar y nunca perder de vista, son el pasaje a la felicidad.
Hay que hacerles un espacio en nuestro corazón, dejar que les entre calor y luz, y poco a poco alimentarlos con realidades.
Y algunas veces, estos, con poquitos y poquitas realidades, crecen grandes y fuertes como un árbol frondoso dispuesto a dar frutos.
Y los dá.
Jugosos, exquisitos y sorpresivos.
Y es en ese entonces, que sonrío desde mi interior hasta mi exterior.
Mi vida se transforma en una dulce sonrisa.
Agradezco, bajo la cabeza para no perder el sendero, y sigo soñando.
Hay más árboles que merecen crecer.
Y eso, nunca hay que perderlo de vista.