
Creo que todos estamos de acuerdo en que somos animales de costumbres. Una vez que nos acostumbramos a comer algo, probablemente lo haremos toda la vida, al igual que la forma en que hablamos, el ritual y el órden de las cosas al vestirnos, y hasta como ordenamos las cosas en nuestro entorno.
Somos una costumbre, y salir de ese círculo, es casi tan difícil como aprender a decirle "No" al corazón y "Sí" a lo correcto.
Lo correcto muchas veces hiere al corazón. Pero somos animales de costumbres y luego de escuchar tantas veces la cabeza nos olvidamos para qué sirve el corazón y después de un tiempo, llegamos a odiar la cabeza que alguna vez nos rompió el corazón por una decisión mal tomada.
Pero luego lo olvidamos, cicatriza y si tenemos suerte, desaparece.
Pero hay otras cosas tan simples como decir "no" a un simple favor que atormentan mi vaso de agua.
Y ahí, siento que el corazón me traiciona nuevamente. No el corazón sentimental, sino el que me dice "Sé buenita.. ayúda", cuando mi cabeza me dice "ya basta" y no encuentro un equilibrio entre lo que debo y lo que quiero hacer.
Somos animales de costumbres, y temo haberme acostumbrado a ayudar cuando no debo.
Cada uno debe luchar su propia guerra y no hablo de pelea específicamente, sino que debemos olvidar que lo importante es llegar a la meta y recordar con quien lo hacemos, y cuando hay alguien que solamente quiere colgarse de la victoria que no es propia, olvidarse del corazón, y aprender a decir que no, que no es solamente decirle "no" a otros, sino de vez en cuando, a nosotros mismos.
Aunque duela, y no estemos acostumbrados a hacerlo.