como el sol en la tarde
se desgarra mi cuerpo
y no vivo un segundo
para decirte que sin ti muero
Juan Luis Guerra - Estrellitas y Duendes.
Los placeres culpables son gran parte de mí. Tengo miles de ellos. Desde escuchar Juan Luis Guerra hasta hundir las manos donde ponen legumbres y revolver.
Podría nombrar miles. Miles que en este segundo no se me ocurren.
Qué hacen que estas cosas ante los demás nos averguencen? Por qué no poder admitir algunas veces que si escuchamos canciones que a prejuicio de los demás no deberíamos?
Ahora conozco gente que admite escuchar Ricardo Arjona y Alejandro Sanz y no se sonrojan.
Yo no podría. Además de que encuentro que es demasiado corta-venas para mí, ese estilo no me gusta.
Pero este cuento va más allá de eso. Más allá de la música.
El cuento es por qué nos avergonzamos tanto de algunas cosas que nos hacen ser lo que somos.
Es que acaso la exclusividad y las ganas de ser distintos, pero aún así integrar un grupo que nos identifique es mayor?
Es que acaso nos sentimos tan sólos que la es muy grande la necesidad de "pertenecer" a algo o alguien nos hace tener placeres culpables?
Tengo placeres culpables, y creo que ya es tiempo para que dejen de serlo.
Adoro bailar salsa y merengue.
Mirar revista y robarme las fotos hermosas.
Escribir hasta en los papeles de micro.
Dar siempre el último beso, y de vez en cuando ser sarcástica.
Es que acaso debemos olvidarnos de nuestros pequeños placeres que en público nos producen vergüenza?
O es que mejor los vivimos como debemos y los sacamos de las sombras?
Ahí está planteada la pregunta. Ahora lo importante es saber cual es la respuesta.
Y ahora.. te atreverías a decir tu placer culpable?