Posteado por Libelula a las 3:19 a. m.
Existe una diferencia entre el valor y el precio.
El valor es, valga la redundancia, lo que vale, y el precio es cuanto estamos dispuestos a pagar por algo.
Y entre estos dos conceptos, muy poca gente conoce la diferencia.
El valor que se le da al respeto es poco, y el precio que hay que pagar por ello es elevado.
En estos últimos días, ante la muerte de A. Pinochet, han salido a debate las cosas que debiesen, pero no de la manera indicada.
Tanto gente de izquierda, como de derecha, sale a defender sus ideales atropellando la opinión del resto.
Al final, parece ser una carrera de quien levanta más la voz para dejarse escuchar, y no de una conversación basada en fundamentos que realmente importen, y no sonar como una grabadora que repite más de lo que piensa.
Muchas veces, nos quedamos con lo que escuchamos en casa, con los amigos, o para algunos más llevados por su pasión, en el partido político.
Malo no es, pero la crítica que hago yo... es algo elemental.
Si tenemos dos oídos y una boca.. no será que tenemos que escuchar el doble de lo que decimos?
Nuestra opinión se nutre si podemos conversar y argumentar con una persona que piensa distinto a nosotros, y mejor aún, se enriquece nuestra mente con tan buena actividad.
Mi invitación es entonces, no a dejar de discutir, sino que al contrario, discutir pero escuchando, respetando y comprendiendo los argumentos que se nos presentan, tomando aquello que nos pueda servir, aprendiendo de las cosas que desconocemos, para así, cuando demos una opinión, saber de lo que estamos hablando.
Cuando no se algo, mientras más callo, más aprendo.. ya que dejo que los que puedan saber, me entreguen su conocimiento.
Blanco o negro, izquierda o derecha, verdad o mentira... Tal vez nunca podremos hacer que estas dos caras de la moneda sean una, pero sin duda alguna, mientras más interactúen, más llenas de conocimientos estarán.
Incluso Newton, quién creía que la ley de gravedad era universal, se equivocó.
No podemos creernos dueños de la verdad absoluta.
Por que la verdad depende de donde se mire. Y de donde se aprenda.
El valor de los demás radica en la diferencia.
Y el respeto que le tenemos a esta.
Y como, a pesar de lo distintos que somos, somos capaces de convivir con ello.