Posteado por Libelula a las 12:06 a. m.
Este año se cumplen dos años desde que comencé a dormir todas las noches con mi celular bajo la almohada.
Desde que siempre tengo algo de ropa a la mano... Y una linterna a dínamo para no depender de las pilas o en esos días.. escasas velas y fósforos.
Me ha sucedido que muchas veces vivo la vida con urgencia. No dejando conversaciones pendientes para mañana ya que sé lo frágil que es cada momento.
El terremoto se llevó alguien a quien me hubiese gustado decirle algo más. Mucho más.
Pero aprendí que la vida es así... en un instante, puedes perderlo todo: Tus seres queridos, tu casa, la esperanza.. todo.
Ahora, estoy esperando. Una palabra. Un gesto. Un momento.
Esperando sin saber que me deparará la vida... ni siquiera sé que esperar de las personas.
Ni siquiera sé que esperar de mí.
De seguro este nuevo "terreaniversario" traerá a la mesa muchos temas de conversación, la lenta reconstrucción, políticas e implementación de sistemas de alarma.. y sólo Dios sabe que más.
A mí, este "terreaniversario" me hace pensar en otras cosas. Algunas que tal vez nunca vuelva a mencionar y otras que quisiera olvidar. Pero querer es distinto a poder.
A dos años, creo que el mayor movimiento... fue interno.
Y debe ser por eso que siguen las réplicas.